(167) El olor de las mañanas

Hay mañanas que huelen a alegría, como aquellas de navidad o año nuevo en mi niñez, cuando la casa olia a chocolate o ponche.

Hay mañanas que huelen a soledad, como aquella en que desperte luego de dormir un par de minutos después de una noche de vigilia pensando en el terror de su ausencia, en el dolor de su abandono.

Hay mañanas que huelen a viajero, cuando despiertas y el cantar de los aves te despiertan recordandote que estás por conocer un lugar nuevo, lleno de gente desconocida, lleno de vivencias alejadas de la rutina.

Hay mañanas que huelen a esperanza, cuando despiertas entre cabellos desalineados, entre sábanas que huelen a mar, a gozo y a compañia.

Hay mañanas que huelen a miedo, cuando sabes que la fecha llego, que no hubo forma de evitar que te encontraras con tu destino, que sabes que viene algo desconocido...

Hay mañanas que huelen a fiesta, adivinas que el día pasará pronto y que te divertiras.


Hay mañanas que huelen a desvelo, que saben a tequila, que son perezosas.

Hay mañanas que huelen delicioso, son aquellas en que despierto y te advierto horizontal, con los ojos cerrados, envuelta en cobijas y ronquidos discretos, con una ligera sonrisa en tu boca detrás de tu mano que toca el colchón que nos sostiene, las mañanas huelen a ti y a tu humanidad, una mezcla de olores miles, los hay sanos, naturales y maleducados, son olores que recuerdan que el olor de esa mañana es sólo mio porque es el tuyo, son mañanas que huelen delicioso... porque huelen a ti.

143 JCH

Nota Pérez1: Me gustan las mañanas que huelen a ti.