Cuando era niño, nació en mí una necesidad de desarrollar mi
vida espiritual. No lo comprendía de esa manera, lo que interpretaba mi mente
de entonces es que quería “saber la verdad”. Mis padres eran católicos y por lo
tanto, yo también. Hago mención de esto porque en esos tiempos no comprendía la
diferencia entre vida espiritual y vida religiosa. Empecé a ir a la iglesia, me
hincaba frente a las representaciones de los santos y vírgenes. Hablaba con los
sacerdotes durante la confesión, pero siempre tenía más dudas.
Me molestaba que el tema de mis dudas no tuviera una
respuesta aterrizada a mi realidad pues siempre envolvían acciones
incomprensibles de personajes de países en los que nunca he estado, durante
épocas en los que yo no viví, con conceptos culturales que escapaban (escapan)
de mi compresión. Además las palabras de los sacerdotes, curas o padres, que
tuvieron a bien contestarme parecían hechas con atole frío y espeso. Era como
si yo quisiera hablar de sumas y restas y me contestaran con transformadas de
Laplace y en latín.
En ese entonces yo tenía unos 15 o 16 años, fue cuando conocí
una asociación llamada Vida Nueva; unos “aleluyos”, cristianos, protestantes o
como les quieran llamar. Me pareció fantástico que hubiera un grupo de personas
que de verdad quisieran encontrar "la verdad" en la biblia. Cómo les
dije, yo era católico, pero tanto me gustó lo que encontré que me
"convertí". Me gustaba lo limpios y ordenados que lucían los
cristianos, me gustaba que en la congregación se podía hablar de temas actuales,
conocer gente como uno que sabía más de los temas que me interesaban.
Era tal mi ansia de desarrollar una vida espiritual que me
uní a ellos. Existía un pastor cuyas palabras no eran espesas y sus mensajes
muy interesantes. Su nombre era Armando Alducin (es una figura pública así que
lo puedo citar). A veces hablaba de ADN y tecnología, era fantástico.
Bueno, lo era hasta que crecí y comprendí que ciertas cosas
que me mencionaba no eran exactas. Me gusta la filosofía judeo-cristiana que
adoptó el nuevo mundo, no me malinterpreten. No voy por la vida sugiriendo que
la ciencia puede sustituir a la vida espiritual, podría ser para algunos, pero
no para todos. No me gustan las religiones y no estoy en contra de ellas, de no
ser por estas muchos de los avances de las culturas antiguas no habrían
ocurrido, podría funcionar para algunos, pero no para todos. Estoy a favor de
la tolerancia y la pluralidad. Es lo que promueve mi generación y estoy de
acuerdo con ese mainstream. Por esto me incomodaba que las predicas del pastor
que mencioné presumieran que la biblia incluye temas de biología, geografía,
historia, física, química y un largo etcétera y que podía competir con un libro
científico en cualquier momento y salir ganando. No. Eso no es cierto.
La biblia cuenta la historia de la salvación de los que se
llaman cristianos y ya. No intenta educar en ciencia y no es compatible con
ella y mucho menos, un sustituto. Hay referencias a algunas ciencias,
necesarias para explicar ciertas situaciones o detallar los relatos, pero la
biblia no es un libro científico. Por lo tanto no se puede predecir ningún fenómeno
natural o social con ella, ni con ningún otro libro religioso, pseudocientífico
o metafísico. Ni siquiera la psicología o la sociología es capaz de predecir
eventos con un 100% de efectividad aun cuando siguen una metodología científica
probada y aprobada, menos Madame Sassu.
La falta de respuesta a las preguntas más básicas del hombre
consiente, ¿qué soy?, ¿De dónde vengo? y ¿a dónde voy? Pueden ser respondidas
por las distintas filosofías y religiones existentes, aunque no estoy diciendo
que las respuestas sean correctas o que no varíen de filosofía en filosofía,
encontrar las respuestas que te satisfacen es un camino que debe ser caminado,
valga pues mi redundancia. El tema es buscar y buscar hasta encontrar lo que
calma nuestro corazón, en un ambiente de tolerancia y respeto, sin chingarte a
nadie, sin joder a nadie.
Fue entonces cuando deje de asistir. No es que dejara de
buscar, decidí creer que este camino de la búsqueda es permanente, pero deje de
buscar en las religiones y deje de creer que “tal vez esta vez tengan razón con
su predicción del fin del mundo”… porque no, así sean cristianos, judíos,
musulmanes, católicos, luteranos, americanistas o de la religión del Herbalife.
La ciencia dice que el mundo se acabará en millones de años,
cuando sea consumido por nuestro sol. La historia dice que el hombre ha
enfrentado guerras, hambrunas y pandemias, saliendo siempre, para desgracia o
fortuna del planeta, vivo.
Experimenten su existencia, busquen y encuentren, pero no
vivan con temor, porque pase lo que pase, no existe otro lugar y tiempo que el
hoy y el ahora.
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